Aur se sentía muy triste.
Un día Aur le dijo a sus amigos que se miraran la cola por debajo de las piernas.
¡¡¡Es verdad!!!
¡¡¡Tenemos la cola anillada!!!
Así que nunca más se rieron de él. Por la tarde, un niño malgache que se llamaba Hirry cogió a Aur, lo llevó a su casa y así fue su mascota. Entonces Aur se puso muy contento porque ya nadie se reía de él y el niño malgache siempre le daba de comer y jugaban juntos.
Continuará
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