Air, se encontró unas huellas. Parecía que eran de Joroba. Las siguieron, pero era una cebú que estaba con su dueño y siguieron buscando a Joroba. Pasó una semana, Aur vio dos cuernos que asomaban detrás del baobab del que se había caído.
Entonces subieron un poquito más por la montaña y.... ¡Era Joroba!
Todos se pusieron muy contentos. Y desde ese día Hirry lo vigiló muy bien para que no se perdiera más.
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