-¡Perdón! ¿Estás bien?.
La rana le contestó:
-Estoy bien, gracias.
A partir de ese día se hicieron amigos, pero de vez en cuando se volvían a tropezar.
Un día la serpiente fue a la casa de la rana, sacaron todos los juguetes de la rana, entonces la serpiente se quedó a dormir en casa de la rana.
FIN
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