Había una vez una veterinaria en el zoo de Granada, que fue a visitar a un cocodrilo que estaba enfermo, porque era alérgico al café.
Cuando llegó la veterinaria le tuvo que poner una inyección para que se pusiese bueno, cuando paso una hora el cocodrilo se puso bueno y la veterinaria se fue a su casa contenta.
Fin
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